“¿Qué ser que camina sobre la tierra lo hace primero a 4 patas, después a 2 y luego cuando se vuelve más débil utiliza 3 patas?”
El ser humano utiliza las piernas para desplazarse. Para ello, los pies son un punto clave para poder conseguirlo sin problemas de estabilidad.
Cada uno de nuestros pies contiene 26 huesos, 33 articulaciones, 23 músculos y más de 100 ligamentos. Todo ello está preparado, organizado y coordinado para moverse, adaptarse, amortiguar e impulsar al cuerpo en cualquiera de nuestras situaciones del día a día.
La neuromecánica es una ciencia que integra todos y cada uno de los músculos, articulaciones, tejidos, de nuestro cuerpo. Tiene en cuenta el conjunto, pero a la vez la importancia de cada uno de ellos. Uno de los principios en los que se basa es que una zona deteriorada influye en las otras a distancia.
El pie es una zona que solemos descuidar a nivel muscular/articular, salvo cuando nos duele o tenemos algún problema.
Caso 3. La importancia del pie.
Información inicial:
- Persona de 60 años
- Es ama de casa y cuida de sus nietos.
- Llegó con molestias al andar en el pie derecho. En articulaciones de los dedos (metatarsofalángicas).
- Había ido a otros sitios a intentar mejorarlo, pero las soluciones que le dieron pasaban por colocarse plantillas u operación.
- En la valoración se vio una hallux valgus – juanete en el primer dedo, tendencia de dedos en garra en el resto, pero sobre todo, una debilidad generalizada en los músculos de ese pie.
- Estudiando articulaciones y tejidos relacionados, se encontró tensiones que venían desde la pelvis.
Hipótesis de la situación:
Después del estudio del caso realizado, se concluye con una falta de sujeción y estabilidad de los huesos del pie.
La debilidad del pie implica que el músculo ha perdido en parte su función, así, al andar y tener que amortiguar/impulsar, las distintas articulaciones de esa zona no son capaces de hacerlo de forma controlada. Por esa razón, se va perdiendo capacidad incluso en los tejidos y acaban por inflamarse por el exceso de esfuerzo.
Bajo esa hipótesis, si se consigue hacer que funcione mejor la musculatura, se conseguirá un mayor control del movimiento, mejora en la sujeción de los huesos, y poco a poco, los tejidos no tendrán que hacer tanto esfuerzo y se inflamarán menos.
Intervención (por pasos):
- Mejorar capacidad contráctil de los músculos más deteriorados.
- Aumentar la capacidad viscoelástica de los tejidos relacionados.
- Subir el nivel de estrés o carga que van aguantando las distintas estructuras.
Resultado
En casos crónicos de deterioro a lo largo del tiempo, parece que muchas soluciones pasan por no ir a peor, pero si se consiguen mejorar los mecanismos que utiliza el cuerpo para funcionar, no solo no empeorará sino que la persona notará unos beneficios mayores.
Después de un conjunto de sesiones los músculos y tejidos deteriorados volvieron a recuperar la capacidad suficiente como para que las articulaciones estén más sujetas y no hubiera tanto desequilibrio/sobrecarga en las articulaciones del pie.